Demasiadas cosas han pasado en la vida de Robert Moreno y del Granada CF en los últimos tiempos. Por un lado, el técnico de L’Hospitalet lleva encadenando sabores durante demasiado tiempo. Tras ser despedido con polémica de la selección española y del Mónaco en poco más de un año, Moreno acumula ahora su tercer despido con su marcha de Granada.
Por otro, el equipo nazarí no ha superado su nostalgia de las épocas doradas (y no tan lejanas) con Diego Martínez. Después de Europas Leagues y salvaciones cómodas, al Granada CF le toca ahora lidiar con el fantasma del descenso. Las apuestas todavía ven al club como uno de los favoritos a salvarse, pero el fuego del infierno ya se siente en el césped del Nuevo Los Cármenes.
Una relación complicada
Granada CF y Robert Moreno no parecían dispuestos a entenderse, ya desde un principio. El equipo andaluz venía de unas épocas buenas, se diría que demasiado buenas, bajo la dirección del técnico Diego Martínez. El gallego cogió al equipo en Segunda, lo subió, lo salvó y lo metió en Europa, donde llegó a batir al Nápoles en una eliminatoria. ¿Qué más se podía pedir?
Pues, simplemente, que todo siguiese igual. Pero Robert Moreno, el técnico que llegaba para sustituir a un Martínez que se cogió su particular año sabático, llegaba con otras ideas. Con las suyas propias. Después de llamar la atención como seleccionador español pese a su polémica salida, tras un paso aciago por el Mónaco, Moreno quería implantar su sistema. Dar sus propias pinceladas. Olvidarse del legado de Diego Martínez para crear el suyo. Y no funcionó.
Una temporada mala
Las tiranteces con prensa y afición, nostálgicas de su etapa con Martínez, no ayudaron a Robert Moreno. Tampoco lo hizo su, quizás, exceso de ego, o búsqueda de protagonismo. Su falta de tacto con todo lo que tenga que ver con las relaciones públicas. Y el caso es que el Granada CF comenzó la temporada de la peor forma posible: con 3 puntos sobre los 21 posibles del inicio.
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El juego que proponía Moreno no encajó con los jugadores presentes en el Nuevo Los Cármenes, al menos hasta cierto punto. Porque cuando parece que comenzó a ser más pragmático, menos personalista en su forma de dirigir, la cosa funcionó. Los granadinos se alejaron del descenso. Y luego, en invierno, llegaron los fichajes. Y se suponía que la tranquilidad. Se suponía.
Porque llegó, de nuevo, otra racha muy negativa con el equipo dando muestras de los mismos defectos que a comienzo de temporada: de falta de sencillez. Esta ver fueron 3 puntos de 27 posibles, y el descenso que se acercó demasiado el pasado 6 de marzo. El Granada se quedó un punto por encima del Alavés, en puestos de relegación. Y Robert Moreno fue, también, relegado.
Torrecilla, medida de urgencia
Ahora, para sustituir a Robert Moreno en una situación de máxima urgencia llega el entrenador del filial, Rubén Torrecilla. Y el próximo partido es clave: el 12 de marzo, ante el Elche, otro conjunto llamado a luchar hasta el final por la permanencia en LaLiga. De no ganar, el Granada se podría meter en serios problemas.
No serán más tranquilos los siguientes encuentros para el equipo nazarí, ya que tendrá que medirse al Alavés, que ahora mismo marca el descenso a Segunda División, Rayo Vallecano, Sevilla y Levante. Un examen de nivel para un equipo que, desde que Diego Martínez se fue de Erasmus, no ha encontrado la calma que vivió durante tres años.
Favorito en las apuestas para salvarse
Pese a todo, el Granada CF cuenta con argumentos más que de sobra para salvarse. Tiene una plantilla más que solvente, un buen portero en Luis Maximiliano, defensas que ofrecen garantías como Domingos Duarte y hasta un consumado, aunque muy veterano, goleador: Jorge Molina. Por tener, hasta tiene a uno de los mediocampistas jóvenes de moda en España: Luis Milla.
Las casas de apuestas, de hecho, parecen convencidas por este relato. En Betfair, el Granada es de los favoritos a la salvación: su descenso se paga a 3,10 euros; lejos de los 1,10, 1,22 y 1,44 que se paga, respectivamente, por Levante, Cádiz y Alavés. Veremos dónde acaba la historia, pero lo que está claro es que en la ciudad granadina siguen echando mucho de menos a Diego Martínez. Y muy poco, ya, a Robert Moreno.